Este es mi segundo intento de crear un blog. Un lugar donde poder escribir todas aquellas cosas, que aveces no son pocas, que se me pasan por la cabeza. Donde poder mostrar algunas fotos de mis actividades y compartirlas con aquellos con los que por diversos motivos no puedo estar tanto como quisiera.
Al igual que en el anterior blog, la idea nace estando fuera de casa y lejos de los míos, supongo que ese es el motor de arranque que me incita a crear un lugar de expresión propia para compartir con aquellos que están lejos. Quizás, por eso decidí cerrar el anterior blog en un momento en que no tenía esa necesidad, fuera como fuese y por lo que fuese es agua pasada. Ahora, en este nuevo intento muchas cosas son distintas.
He pasado por un año en el que las lesiones no me han respetado, y cuando parecía que comenzaba a despegar de nuevo, mi apéndice creyó oportuno dejar de ser un olvidado trozo de mí para convertirse en protagonista durante unas horas antes de desaparecer para siempre, eso sí, no sin antes dejarme un mes entero sin poder hacer aquello que más me gusta. Y aunque han pasado ya veinte días de la operación, prometí aguantar un mes al menos sin hacer de las mías para que la herida cicatrice internamente en condiciones. Un mes es algo que se hace muy largo y que una vez pasado parece que no ha sido nada, pero he de reconocer que esta vez se me está haciendo eterno.
Me muero de ganas por volver a volar con mi bici por los senderos, de correr por el monte saltando como una cabra y de encaramarme de nuevo hacia las cumbres que nunca antes he pisado. Más aun si cabe, porque los días libres lejos de casa sin ocupación alguna parecen no tener fin, y eso no es bueno, porque hace que eches en falta mucho más la compañía y el apoyo de aquellos que siempre habían permanecido a tu lado.
Pero ya pronto volveré a volar, correr y saltar, y poder compartirlo en este nuevo blog, que espero sea como una nueva puerta que se abre ante mi.
