Hace algunos días decidí inscribirme en una duatloncross que tendrá lugar el próximo septiembre, con lo cual ayer me lancé a salir de nuevo a correr, cosa que no hacía desde hace año y medio aproximadamente, cuando me rompí el menisco de mi rodilla derecha. Los 45 minutos de carrera me sirvieron para tomar contacto y comprobar que hay mucho trabajo que realizar por delante, pues me notaba las piernas pesadísimas y lentas, a un ritmo suave no tenía problemas incluso podría haber corrido un rato más pero las subidas de ritmo me hacían sudar de lo lindo.
Hoy en cambio tocaba bicicleta, y me he decidido por salir con mi doble por los pedregosos y secos caminos que tenemos por Novelda durante el verano.
Tras venir de pasar una temporada en Huesca donde las temperaturas del Pirineo me hacen olvidar el agobiante calor que hace por aquí en esta época del año, y donde el verde de los prados y bosques sustituye al secarral y clima semidesértico de los terrenos de esta zona alicantina, eso sin mencionar el desastre de los vertederos de residuos de las fábricas de piedra de la zona. Es curioso como algo que aporta gran parte de la vida económica del municipio por otro lado lo mata poco a poco con sus residuos.
Bueno pues como iba diciendo, he salido con la doble, la cual dejé preparada con un nuevo invento que probar antes de que mi apéndice se declarara en rebeldía. Este invento no es otro que un bloqueo remoto casero para el amortiguador trasero. Invento que he de decir que funciona a la perfección, y aunque la ergonomía del mando que instalé en el manillar no es su punto fuerte, si he de decir a su favor que le da un toque muy retro, pues se trata de un mando de cambio de uno de los primeros XT, de los que iban por encima del manillar y que yacía desde hace años por un cajón de casa, y aunque probablemente acabará siendo sustituido por uno de esos modernos y cómodos mandos actuales, de momento cumple con su función.
Fotos del invento-chapucilla.
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